26/4/09

pOtOsÍ



Vendiendo calabaza (zapallo acá)




Tenía pendiente subir las fotitas del viaje de Semana Santa. Visitamos Potosí (en plan visita relámpago, llegamos por la mañana y nos fuimos por la noche), el salar de Uyuni y la región de Lípez.

A Potosí llegamos después de los ya míticos buses bolivianos de 12 horas (quién me ha visto y quién me ve, yo, la incapaz de dormir sentada, me meto unas sobadas que pa´qué). Fue nuevamente una pena el cielo encapotado. Tardamos unas horitas en poder vislumbrar el Cerro Rico de Potosí, las nubes no nos dejaban verlo. El mítico Cerro Rico, entrañas de plata. Dice Eduardo Galeano que de esa montaña se sacó tanta plata durante la colonia que se podía haber construído un puente de pura plata desde Potosí hasta España.



Son muchos los capítulos dedicados a esta ciudad en las obras del uruguayo. En Memoria del Fuego, volumen 1. tiene varias entradas que te hacen darte cuenta de cómo debió ser esta ciudad, durante siglos una de las más importantes del mundo, bastión sobre el que se irguió todo el poderío económico de la potencia española y de la vieja europa... Grandes riquezas se amasaron aquí, ciudad saqueda sin escrúpulos. Paradójicamente, hoy Potosí es uno de los departamentos más pobres de Bolivia, desposeído de su riqueza mineral.

Paseamos y paseamos por sus callecitas, sin asomo de sorojche (la altura ya no nos afecta!) y visitamos la imponente Casa de la Moneda, visita obligada. No pudimos sacar fotos sino en el patio donde hay una extraña máscara que la guía nos comentó que no se sabe a ciencia ciertanterpretación darle. ¿Será Baco, Dios del Vino?


Patio de la Casa de la Moneda



18/4/09

InTeRnEt cAfÉ

Después de varias semanas con cero actividad blogera retomo este espacio de comunicación para reflexionar un poquito y poner palabras a los pensamientos.
Necesito tiempo para colgar aquí las últimas fotos de Bolivia. La semana santa ha sido preciosa. Hemos viajado a Potosí, al salar de Uyuni y hemos visitado la reserva nacional de fauna andina Eduardo Avaroa. La macana es que sin conexión a Internet en casa no encuentro el momento ni el lugar para sentarme frente al ordenador y, pacientemente, subir todas esas imágenes del viaje que quiero compartir con amigos y familia. Todo se andará.

Mañana salimos nuevamente de viaje, en esta ocasión al extremo oriental del país. La Chiquitanía (que así se llama la zona) representa uno de los dos extremos de este complejo país que es Bolivia. Del paisaje andino potosino, con su frío tenaz y sus paisajes de otro planeta nos vamos a los llanos amazónicos, a pasar calor, untarnos de repelente para bichos y bichejos y tirarnos en la hamaca a escuchar el canto de los loros y el chillido de los monos. Menudo privilegio.

Me queda un mes exacto en Bolivia, ya tengo hora y fecha para la vuelta , y vuelven a mi cabeza las palabras que mi madre, siempre sabia, siempre acertada, me dijo durante una de mis bajonas de los primeros tiempos bolivianos: "No te preocupes, ya verás como cuando tengas que volver, lo harás con lágrimas en los ojos". Me siento querida y acogida aquí, cuando estamos mucho tiempo perdidos por ahí los pocos pero selectos amigos que hemos hecho aquí ya se quejan "dónde se meten?, los extrañamos!" Pienso que cuando esté de vuelta se me va a antojar extrañísimo que esta otra realidad, que ha sido la mía durante medio año, coexiste de forma paralela con ese pequeño rincón donde habito, en un trocito de tierra redondito, en medio del Océano Atlántico.


Mucho tiempo voy a necesitar para digerir, poner orden y extraer algún tipo de conclusión.
Lo vivido durante mi colaboración con la Oficina Jurídica para la Mujer, por ejemplo. Inmejorable lanzadera para tomar el pulso a esta sociedad, o por lo menos a parte de ella, escuchando un discurso directo real, vivido por las personas que he ido conociendo y con las que he trabajado. Tengo en mente un post, que con tiempo y esmero espero escribir en breve sobre lo que ha significado para mí este trabajo.

Lo percibido sobre el país, ya a un nivel más amplio. No encuentro en mi misma la suficiente madurez política ni profundidad en la reflexión para escribir sobre qué sucede en Bolivia hoy en día. La coyuntura política. Muchas ideas románticas que tenía sobre lo que sucede en el país han caído por su propio peso y no paro de reflexionar sobre como hasta que no vas y ves construyes tu opinión y tu posicionamiento de manera totalmente desvinculada de la realidad.