10/9/09

fAmArA

Famara, este verano hubo tiempo para pasear por su arena. Menudo ejercicio de higiene mental supone eso. El Risco, la Graciosa enfrente, el último resto visible de un antiguo barco hundido, presente desde mi infancia, cada año un poco más y más hundido...


Esta playa tiene algo. Cuanto tienes la inmensa suerte de encontrarla "de buenas" no hay nada comparable. Ahora, es bien raro que suceda algo así. Famara sin viento y sin olas como que deja de ser Famara. Es indomable y rebelde. Cambia a su antojo. A marea baja es una cosa, y a marea alta otra distinta. No es fácil, ni cómoda. Normalmente o te gusta o no te gusta nada. A mi me gusta por su grandeza y su fuerza. Porque te hace sentir pequeña.

Con el firme propósito de que el verano no nos dejara acartonadas mi madre y yo nos propusimos ir a caminar todos los días. Famara, larga como un año entero, es ideal para eso. De la Caleta al final de la playa te pegas por lo menos una hora. La mañana es un momento ideal, y si te cuadra la marea baja mejor aún. Bien prontito son pocos los que se acercan a la playa. Los adictos al kitesurf son de los primeros en llegar. Y vuelan. Nos ponían los dientes largos desde el aire, disfrutando lo que les da la naturaleza, volando sobre las olas.







Photos by Willy.

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