2/3/09

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Pa´Willy...





















Estos carnavales hemos visitado las dos capitales de Bolivia. Por un lado Sucre, la capital histórica, sede del poder judicial y de una increíble cantidad de Universidades, y por otro, La Paz, sede de gobierno y de los poderes ejecutivo y legislativo.
Sucre es una maravilla. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO es la capital del departamento de Chuquisaca. Sucre, que debe su nombre al mariscal Sucre, primer presidente de la recién nacida Bolivia (la cual debe su nombre a Simón Bolívar) era conocida antiguamente como La Plata, y hoy en día como "la ciudad blanca". Y es que todo su casco histórico está pulcramente pintado de este color. Es una lástima que durante nuestra visita la fotogenia de la ciudad quedara deslucida por un cielo gris, blancuzco por momentos y amenazante de lluvia. La ciudad blanca bajo un cielo azul y una luz bonita debe ser mucho más linda para fotografiar.

Los carnavales en Bolivia son bien diferentes a lo que estamos acostumbrados por aquellos lares. En este país, como en todos los demás aspectos, sigue habiendo gran diferencia entre el oriente y el occidente. En el oriente, la zona Amazónica, húmeda, caliente, verde intenso, el carnaval es más parecido al carnaval brasilero, con reinas despampanantes en minúsculos bikinis, plumas, lentejuelas, purpurina, ritmos tropicales... En el occidente, la parte andina, el Carnaval es completamente distinto a cualquier cosa que hubiera visto antes. Es un despliegue sin precedentes de folklore boliviano y de sus bailes típicos: caporales, morenada, diablada, cueca, saya-afro, tinku... (ver post entrada universitaria). El ejemplo definitivo es el carnaval de Oruro, declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO.


En Sucre la cosa es más modesta en lo que a Carnaval se refiere. Como estábamos con cero espíritu carnavalero (nunca me han ido mucho estas fiestas) decidimos pasar de Oruro y buscar la alternativa más cultural, de pasear, ver edificios, museos, comidita... Llegamos a Sucre y allí, (al igual que en toda Bolivia) lo que que se lleva es la guerra de agua. A puro globo y spray de espuma te recibe la gente. Claro, nosotros, con la pinta de guiris total, blanco fácil y apetecible. Cuando nos dimos cuenta de que no íbamos a poder dar dos pasos sin ser "globeados" dijimos, si no puedes con tu enemigo, únete a él. Compramos goblitos. La realidad es que te mojan igual, pero si ven que puedes defenderte se lo piensan dos veces.







Nuestra visita pasada por agua tuvo como resultado un día entero con el Artureishon malo malísimo en la cama, con un enfriamiento que pa´ qué. El miércoles resurgió de sus cenizas como el Ave Fénix y pudimos, por fin, sin globos de por medios (terminó el carnaval!!) hacer el guiri agusto, sacar fotos, ver museos, pasear... En lo anécdotico comentar que nos hospedamos en el hotel que, dicen, sirvió de alojamiento al Che durante su estancia boliviana. Lo que queríamos preguntarle al dueño era si los colchones también eran los mismos donde había dormido el Che, pues no eran de látex precisamente... Volveremos? Volveremos!



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